Gran festejo por los 50 años de Atlético Villa Gesell
Hoy | Villa Gesell
CULTURA
Mirta Cassagne y Martha Propato nos hablan del concurso literario Leyendo Gesell, que llega a convocar más de 500 originales de todo el mundo. Uno de los más exitosos de la Argentina.
Cuando los concursos literarios Marina Capriz, organizado
por la Biblioteca Popular Rafael Obligado, y el de la Sociedad Alemana con
motivo de la Winterfest se discontinuaron, el grupo Leyendo Gesell, de las que Mirta
y Martha son integrantes, decidió impulsar un nuevo concurso.
“Nos pareció una injusticia que ese gran esfuerzo se
perdiera, y lo bueno de esto es que vamos por la quinta edición”, dice Mirta.
“El primer concurso, de 2019, lo propusimos para una franja
de edad entre 16 y 26 años, luego nos dimos cuenta que era achicarlo
innecesariamente, y lo abrimos a todas las edades”, agrega Martha.
Las edades y las temáticas se ampliaron: en el primer
concurso, el tema era “El Futuro”, luego fue “La pandemia”, y finalmente
decidieron ampliar la temática y hacerla general, hecho que ambas reconocen
“redobla el trabajo de los jurados, y por eso es necesario un buen método de
preselección”.
En general, es el recurso habitual de los concursos: que el
jurado calificado que decide los ganadores, reciba un total de 25 o 30
trabajos. La tarea de preselección, para estos concurso, está a cargo de ambas.
Un trabajo arduo, que tanto Mirta como Martha asumen con seguridad y
convicción, y con las experiencia de haber trabajado juntas muchos años: en la
biblioteca Rafael Obligado, de cuya comisión Mirta fue presidenta y Martha
secretaria; en el grupo de Teatro Leído, de muy destacada actuación en el
pasado y que todavía sigue en actividad, y en este grupo, que bautizaron “Leyendo
Gesell”.
“Los cuentos bien escritos resaltan de inmediato… una ya
tiene el ejercicio, pero es muy evidente. Y ese conjunto de obras bien escritas
son las que le llegan al jurado”, dice Mirta.
“Nosotros tenemos confianza en el jurado y confianza en
nosotras dos”, dice Martha, y ríe. “Yo soy fanática de la ortografía, a mí no
me den textos con faltas porque soy implacable”.
“El jurado tiene una tarea importante, tiene que ver el
estilo, la propuesta, la temática, es complejo determinar la calidad de un
cuento. Por eso el jurado está integrado por gente que conoce de literatura”,
afirma Mirta.
El premio es en efectivo, con la salvedad de que no es mucho
lo que se puede ofrecer. En esta oportunidad el primer premio asciende a $
20.000.-
Para la convocatoria utilizan las redes y los medios
digitales, especialmente la página web: www.escritores.org
consultada por la mayoría de los escritores y concursantes del mundo hispánico.
El año pasado, ganó una geselina, con el cuento La carta. En
2021, un hombre de la ciudad de Buenos Aires, con la obra A seis pasos.
**********
(Recuadro)
5to. CONCURSO LITERARIO LEYENDO GESELL - CREAR
CON EL PROPÓSITO DE INCENTIVAR LA CREATIVIDAD QUE PROVENGA
DE TODAS LAS EDADES A TRAVÉS DE LA ESCRITURA, EL GRUPO LEYENDO GESELL Y CREAR,
DE LA CIUDAD DE VILLA GESELL, PROVINCIA DE BUENOS AIRES, REPÚBLICA ARGENTINA,
LLAMA A TODOS LOS INTERESADOS A PARTICIPAR DE ESTE CONCURSO LITERARIO.
BASES
+ PUEDEN PARTICIPAR TODOS LOS ESCRITORES, ARGENTINOS O EXTRANJEROS,
SIN LÍMITE DE EDAD.
+ CATEGORÍA: CUENTO CORTO
+ SÓLO SE PODRÁ PRESENTAR UN TRABAJO POR PARTICIPANTE, QUE SERÁ
INÉDITO Y NO ESTARÁ PENDIENTE DEL RESULTADO EN NINGÚN OTRO CONCURSO.
+ EL TEMA SERÁ LIBRE.
+ LA EXTENSIÓN SOLICITADA ES DE UN MÁXIMO DE TRES (3)
CARILLAS, ESCRITAS EN LETRA ARIAL 12, CON UN INTERLINEADO DE 1,5.
+ LOS TEXTOS DEBERÁN SER ENVIADOS AL CORREO ELECTRÓNICO [email protected]
ESCRIBIENDO EN EL ASUNTO: "CONCURSO LITERARIO"
+ SE INCLUIRÁN DOS ADJUNTOS:
1) CON EL CUENTO QUE PRESENTA, FIRMADO CON SEUDÓNIMO
2) CON LOS DATOS PERSONALES: NOMBRE Y APELLIDO COMPLETO, SEUDÓNIMO,
FECHA DE NACIMIENTO, DNI, DOMICILIO, TELÉFONO DE CONTACTO Y DIRECCIÓN DE
E-MAIL.
+ LAS OBRAS SERÁN RECIBIDAS, SIN EXCEPCIÓN, HASTA EL 30 DE
JUNIO DE 2023.
+ ÉSTAS SERÁN EXAMINADAS POR UN JURADO DE PERSONALIDADES RELEVANTES
DE LAS LETRAS DE LA CIUDAD DE VILLA GESELL, CUYA DECISIÓN ES DEFINITIVA E
INAPELABLE.
+ SE OTORGARÁN PREMIOS EN EFECTIVO, QUE SERÁN DEFINIDOS EN SU
MOMENTO. RECIBIRÁN, ADEMÁS, UN DIPLOMA QUE ACREDITA SU PARTICIPACIÓN Y PREMIO,
+ EN EL CASO EN QUE EL GANADOR DEL PRIMER PREMIO SEA
GESELINO, TENDRÁ UNA RETRIBUCIÓN EXTRA.
+ LOS GALARDONADOS RECIBIRÁN SU RECOMPENSA DURANTE LA PRIMER
SEMANA DEL MES DE AGOSTO DE 2023. SE HARÁ, A ESTOS EFECTOS, UNA TRANSMISIÓN VÍA
ZOOM, CUYA FECHA Y HORARIO SERÁN NOTIFICADOS CON LA DEBIDA ANTELACIÓN.
+ NO SE ACEPTARÁN ENVÍOS POR CORREO POSTAL Y SUGERIMOS A LOS
PARTICIPANTES, DISPONER DE UNA CUENTA BANCARIA DONDE PODAMOS DEPOSITAR EL MONTO
DE LOS PREMIOS, UNA VEZ DECIDIDOS LOS MISMOS.
+ ASIMISMO DEBEMOS ACLARAR QUE, EN EL CASO EN QUE EL O LOS GANADORES
PERTENEZCAN A PAÍSES QUE NO MANTIENEN RELACIONES COMERCIALES CON LA REPÚBLICA
ARGENTINA, EL PREMIO SE HARÁ EFECTIVO, ÚNICAMENTE, A TRAVÉS DE UNA CUENTA
BANCARIA DE ALGUIEN QUE RESIDA EN LA REPÚBLICA ARGENTINA. SE RUEGA ESTAR ATENTOS
A ESTE ÍTEM.
***
LA CARTA
Sé que no es de valiente, y que tampoco es honorable no dar
la cara al decir ciertas cosas. Te juro que lo intenté, pero no puedo...
Para cuando encuentres esta nota ya estaré lejos y no podrás
más que odiarme en silencio. No te pido perdón, sólo necesito aplacar mi culpa
deciéndote la verdad.
Tu mamá, que en paz descanse, creyó que era lo mejor: “No
debías saberlo, nadie debía saberlo", siempre me decía. Y yo, como un
tonto, acepté y guardé el secreto hasta el final. Yo no estaba muy seguro de
que fuera lo mejor, pero viste cómo era tu madre, quién le decía que no, quién
se animaba a decirle que no. Cuando estaba convencida de algo, miraba a los
ojos, daba una chorrera de argumentos irrevocables y, no sé si por su solidez o
por la forma apabullante en que lo decía, no había más que discutir.
Estoy muriendo y no quiero llevarme este secreto conmigo. La
verdad puede serte útil en algún momento, a vos o a tu familia; y no me parece
justo.
Un día, recuerdo que hacía mucho frío y lloviznaba, los
perros comenzaron a ladrar de un modo diferente al habitual. Con tu madre nos
levantamos de la cama para ver que sucedía. Aparentemente todo estaba en orden
y salimos al jardín. Los perros olfateaban algo; al acercarnos, vimos un
canasto con un bebé en su interior muy bien arropado junto a un hermoso osito
de peluche. En los pies había una nota que decía:
“Por favor, cuiden a
mi bebé, yo no podré hacerlo. Estoy muy enferma y los médicos dicen que pronto
moriré. No tengo a quien dejarle al bebé. Los conozco bien y los elijo, serán
excelentes padres”.
En el canasto había un sobre con plata y una foto que tu
madre guardó, pero nunca supe dónde.
Lamento la forma en que te estás enterando, pero ahora me
siento un poco mejor.
Te amo hija. Siempre tuyo
Papá
Andi Giles
(ganador concurso 2023)
***
A SEIS PASOS
El oficial ha traído la orden: debemos fusilar al coronel
Dorrego. La tropa está intranquila, nadie quiere levantar su fusil contra el
“Padre de los pobres”, pero una orden es un orden y el general parece decidido.
El coronel también está intranquilo, camina sin rumbo en el pequeño espacio que
las circunstancias le permiten: del sauce al carruaje en que fue sorprendido,
del carruaje al sauce. Algunos dicen que está pensando en su mujer y en sus
hijas; otros, que debería haberse cortado la mano antes de firmar la paz con
los negros, pero no hay forma de saberlo. Yo pienso en mi hermano, en qué habrá
imaginado cuando le ordenaron fusilar a Liniers en aquel entonces, el otrora
“héroe de la Reconquista” que horas después de la revolución devino en vil
traidor a la causa. Qué ingrata mudanza de ánimos la de mis compatriotas
porteños...
Porque mi hermano nunca me lo dijo realmente, siempre anduvo
esquivado el tema, como si le ardiera el recuerdo. Me contó, eso sí, que hacía
un frío de morirse en el monte cordobés ese día y que era la primera vez que
iba a matar a un hombre (casi tuvo su bautismo con un pirata inglés el año de
la segunda invasión, pero le robó el honor un comerciante vasco que estaba como
loco). Aquella tarde de agosto le había tocado abrir fuego contra un enemigo
que no tenía otras armas que su férrea convicción de estar parado en la vereda
correcta de los acontecimientos.
–No se arrepentía de liderar el grupo de los traidores, el
muy sinvergüenza –me dijo mi hermano semanas más tarde, en una pulpería del
bajo–. Ellos no se reconocían como “contrarrevolucionarios” porque no creen que
lo que pasó en Buenos Aires haya sido una verdadera revolución, con la R
mayúscula que imprimieron los franceses, sino apenas “un simulacro de
advenedizos y oportunistas” –puntualizó con admirable memoria–. Eso dijo el
traidor de Liniers a dos minutos de que le abriésemos el pecho a balazos,
¿podés creer?
La verdad me acuerdo menos de las palabras que de la
sensación de escucharlo, de verlo tan indignado y algo borracho, despotricando
contra los conspiradores y los maturrangos. Y al rato, cuando el aguardiente le
fue aflojando la lengua y el patriotismo algo nuevo y afeitado, empezó también
a insultar a la Junta y a los diputados que apenas les mandaban de comer cuando
tuvieron que seguir subiendo hasta el Potosí. No podría jurarlo, pero creo que
hasta lagrimeó un poco antes de irnos.
De eso ya pasó un tirón de años, pero parece que fue ayer.
Hoy me toca a mí izar el fusil para ajusticiar a otro que la oficialidad llama
“traidor”. No sé, no lo parece. Quizá Liniers tampoco se lo parecía a mi
hermano a pesar de tanta palabrería que le hicieron aprender para justificar el
acto. El punto es que somos soldados de la patria que está naciendo, y como
toda madre primeriza va a necesitar que todos le demos un mano, aunque más no
sea que para cumplir órdenes tan fieras como éstas.
Parece mentira que hace un mes estábamos al borde de la
selva peleando contra los negros. Se nos inflaba el pecho cuando algún oficial
pasaba y nos decía: “¡Vamos carajo, que hay que recuperar la Banda Oriental!”.
No hay caso, hay gente que nació para mandar, que tiene un demonio en la lengua
y es capaz de animar hasta al más cobarde.
Antes de hoy, sólo me había cruzado una sola vez con el general
Lavalle. ¡Qué tipo recio! Lo vi de lejos, pero ya se notaba por el porte que
era el “León de Riobamba”. Ese cabalgar seguro, firme, con la confianza de
haber desenvainado contra los godos en mil batallas, de haber cruzado miradas
con el general San Martín, como yo ahora estoy esperando cruzarla con él.
Pero acá lo vi distinto, está como perro rabioso, entra y
sale de la estancia aquella rodeado de otros que lo siguen como para calmarlo,
o quizá para azuzarlo todavía más. Desde temprano que van y vienen también las
cartas desde Buenos Aires. Un compañero vio que algunas estaban firmadas por
los doctores de la ciudad y cargadas de venenosas insinuaciones. Mientras la
tarde va patinando contra el campo y la luna se perfila como una uña delgada
escupida en el firmamento.
No hay nada en la pampa, sólo una línea imposible y perfecta
que separa lo verde de lo celeste. Nada más. Cada tanto explota en el paisaje
un árbol, una vaca o un gaucho para desentonar entre tanta simpleza. Extraño de
a ratos la violencia de la guerra y la luna en el monte. Aquel gajo de limón
brillante en la altura caliente del cielo negro y salpicado de polvo de plata.
A veces nos quedábamos persiguiendo su lento aterrizaje sobre el horizonte, su
fantástica mudanza de colores, su transformación en gajo de naranja intenso.
La tropa parece lista. El general Lavalle ha salido de la
casa –apenas un rancho indigno a su estirpe conquistadora que trepa hasta el
Cortés que subyugó al imperio del lago– con el ardor de mil demonios quemándole
la piel para dar la orden definitiva. El coronel Dorrego insiste en tener una
última entrevista con él; busca persuadirlo, que abrace el recuerdo de su
hermandad en las armas, en la defensa de una patria común que uno de los dos
cree injuriada.
El general Lamadrid es el único autorizado a acercarse al
condenado. Cruzan miradas y algunas palabras, y luego se intercambian las
chaquetas. Después supimos que el coronel Dorrego le encargó llevarle la suya a
su familia, el último recuerdo tibio atrapado entre los hilos de una chaqueta.
Entonces el oficial de tropa nos ordenó alinearnos a seis pasos de distancia.
Seis pasos marca el reglamento, los justos para dar muerte sin errores groseros
que avergüencen la destreza del soldado y malhieran al sentenciado. Seis pasos
separan a los fusileros de los fusilados, a los verdugos de las víctimas, a la
pólvora de la venda en los ojos.
El coronel Dorrego no se quitó la venda, no quiso ver la
ráfaga de fusiles que acabarían con su vida. Quizá el miedo elemental a morir
le frenó el gesto estoico de bajar el trapo y enfrentar a sus verdugos como lo
había hecho el comandante Liniers en el monte cordobés. Desde aquella tarde en
que mi hermano me narró el episodio, tuve la fuerte impresión de que yo,
llegado el momento, no sería de la misma especie que los Liniers, jamás me
bajaría la venda. Hoy estoy más seguro que entonces de aquella primera
impresión y comprendo al coronel Dorrego; no me es difícil imaginar el
fatalismo irremediable que lo inundó, la angustia de desaparecer joven y dejar
hijas por crecer y una patria por moldear. Entre la oscuridad de la venda y la
luz terrible de la infamia, yo, como el coronel Dorrego, también me quedo con
la venda.
Un súbito viento de verano se despegó de la llanura chata de
Navarro, robándose de golpe el humo de la descarga. Y en medio de un silencio
atroz que imprimía en los corazones funestos presagios, el cuerpo del coronel
Dorrego yacía inerte y desamparado a seis pasos de nuestras culpas de jóvenes
obedientes. Mientras el general Lavalle, quizá como Castelli dos décadas antes,
volvía cabizbajo a su rancho rodeado del círculo de oficiales.
Castelli y Lavalle, Liniers y Dorrego, la Perichona y doña
Ángela, mi hermano y yo. Todos cumplimos debidamente nuestros roles de voceros,
de víctimas, de viudas y de verdugos; a algunos de nosotros nos pesa
terriblemente esa v de vileza y de vergüenza compartida. Hoy comprendo mejor
las palabras asqueadas de mi hermano, su repentino desengaño entre copas de
aguardiente en la pulpería del bajo. Desconozco qué será de mis pasos cuando
regrese a la ciudad en algunas horas, ni cuánto favor encontrarán nuestras
acciones entre el pueblo. La noche se acerca en muchos sentidos y temo haber
colaborado en ello, barriendo hacia adentro parte de su oscuridad.
Aramís Samba de Quesada
(ganador 2021)